Mujer e Independencias
Las heroínas calladas de la Independencia Hispanoamericana
Por Ana Belén García López. Historiadora
“No sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres: ellas son capaces de todos los entusiasmos, y los deseos de la gloria y de la libertad de la patria no les son unos sentimientos extraños; antes bien, suelen obrar en ellas con más vigor, como que siempre los sacrificios de las mujeres son más desinteresados”.
Leona Vicario
Estas palabras de la heroína mexicana Leona Vicario nos dan pie para afirmar que las mujeres participaron de forma decisiva en la lucha por la independencia hispanoamericana, aunque sus actuaciones hayan sido silenciadas por la historia como lo fueron en otros lugares y otros tiempos.
Esta intervención femenina se produjo en todos los niveles sociales, desde las del pueblo, indígenas, negras y mestizas en su mayoría, hasta las criollas de las élites sociales. Todas ellas colaboraron en la medida de sus posibilidades en el proceso histórico que vivieron.
¿Cuál era la vida de las mujeres americanas en la época independentista?
Las mujeres de principios del siglo XIX vivían en una posición de subordinación, circunscritas al espacio privado, de forma que sólo tenían dos opciones respetables: el matrimonio o el convento.
Las nuevas ideas y los avatares de los movimientos emancipadores les dieron la oportunidad de convertirse en sujetos activos, saltando al espacio público y adquiriendo un protagonismo relevante, transgrediendo con su actitud y sus acciones las barreras que la sociedad imponía a su género y por ello, aunque en el contexto de la guerra se aprovechó su valentía, en la paz fueron recluidas nuevamente en sus hogares o en los conventos, condenadas a morir socialmente al ser olvidadas sus acciones.
La participación de las mujeres en la actividad y compromiso políticos se manifiesta de múltiples y diversas formas: la colaboración en actividades conspirativas organizando en sus residencias reuniones y tertulias donde se discutían las nuevas ideas políticas y se planeaban las acciones emancipadoras; la actuación como espías valiéndose de su supuesta «debilidad» y «apatía política»; la organización de redes de información en las que actuaban como correos proporcionando información muy valiosa a los ejércitos patriotas; la organización de protestas; la propagación de las ideas patriotas y persuasión entre los ejércitos realistas; la redacción de idearios y manifiestos; la donación de dinero y joyas para la causa independentista; el refugio de los insurgentes; el transporte de alimentos, ropas y material bélico; la reparación de armas; el sustento familiar; la presencia en los campamentos (troperas, rabonas, guareñas, soldaderas) acompañando a las tropas, preparando los avituallamientos, cocinando, atendiendo a los heridos, enterrando a los muertos, portando las armas; la lucha como miembros de las guerrillas patriotas o como soldados en los campos de batalla, algunas vestidas de hombre para ser aceptadas en el combate, otras ejerciendo su condición de mujeres guerreras, en ocasiones desempeñando rangos militares y actuando como estrategas.
Como consecuencia, muchas de ellas sufrieron las situaciones más adversas: pobreza, destierro, persecución, denostación verbal en la prensa, escarnio público, reclusión en hogares, cárcel o conventos, confiscación de bienes, propiedades y objetos personales o muerte, bien ajusticiadas o en el olvido y la miseria.
A pesar de ello, la historiografía las ignora en la mayoría de los casos y cuando hace mención a ellas las minimiza, reconociéndoles sólo una labor complementaria, nunca protagonista.